domingo, 23 de febrero de 2014

Razonamiento. Razonamiento científico. Razonamiento clínico.

"Nosotros somos seres racionales. De los que toman las raciones en los bares"

            Creo que no he oído una definición mejor sobre la racionalidad humana que esta frase de Julián Hernández, un gran filósofo español de los años ochenta, de la corriente de pensamiento conocida como Siniestro Total. ¿Por qué cito esta máxima? Porque quiero razonar sobre el razonamiento (valga la redundancia) ahora que parece que está de moda.

            ¿Qué es razonar? Recuerdo que en EGB mi profesora de lengua, la señorita Ángela, me decía siempre que si quería saber lo que significaba una palabra me fuese al diccionario.  Así, según el DRAE, razonar es "discurrir, ordenando ideas en la mente, para llegar a una conclusión" o "hablar dando razones para probar algo". Vamos, que en principio razonar es algo que a priori hacemos todos. Y entonces no se entiende muy bien todo este revuelo sobre el razonamiento. Yo soy clínico. Yo razono. Mi razonamiento es clínico. Así de simple podría parecer.  No es así.

            Pero la verdad es que las cosas no son siempre tan simples, y razonamientos hay de muchos tipos, incluso demasiados sin-razonamientos.  Como dice el título de la entrada voy a hablar del razonamiento científico y del razonamiento clínico.  Para empezar, el razonamiento científico tiene algunas características propias, que lo hacen muy diferente de cualquier otro tipo de proceso mental, (por ejemplo el que he seguido para sentarme a escribir esta entrada). La primera diferencia del razonamiento científico está en su objetivo. No pretende encontrar el camino más corto para llegar a un destino, ni justificar qué película ver esta tarde. El razonamiento científico pretende producir ciencia. Parece una afirmación innecesaria. Y a priori puede parecer poco práctica. Pero producir ciencia es indispensable y siempre práctico.
            Otra diferencia importante del razonamiento científico respecto a otros razonamientos es su proceso de creación. El razonamiento científico no siempre nace de un problema concreto. Puede nacer también de una idea, de una intuición, incluso desde una observación casual, por poner un ejemplo que seguro que a nadie se le ha ocurrido nunca: ver una manzana caer de un árbol... Intuiciones, ideas y observaciones las tenemos todos, varias veces al día (bueno, lo de ver caer manzanas de un árbol, no es que me esté pasando continuamente, pero otras cosas valdrían lo mismo) y no por ello afirmamos que nuestro pensamiento posterior es científico. Tener ideas, o tener intuiciones no es sinónimo de razonar científicamente. Para razonar científicamente hace falta tener los conocimientos y no solo las experiencias.
            La tercera diferencia de la que voy a hablar es el desarrollo del propio proceso. El pensamiento científico puede ir desde lo particular a lo general (razonamiento inductivo) o desde lo general a lo particular (razonamiento deductivo). La ciencia, a pesar de toda su fama, no intenta conocer, crear o demostrar verdades. El razonamiento científico intenta justamente lo contrario, demostrar que las ideas son falsas, equivocadas, erróneas. Y sin embargo normalmente se confunde el objetivo del pensamiento científico. Producir ciencia no es producir verdades. Es desmontarlas. ¿Por qué hace esto la ciencia? Porque demostrar que algo es equivocado es muy "fácil", basta encontrar una sola prueba en contra para desmontar una afirmación (si veo una manzana roja puedo "negar" que todas las manzanas sean verdes). Lo contrario, demostrar que algo es cierto, es imposible, ya que encontrar una prueba a favor de mi teoría no demuestra que esta sea cierta  (si seguimos hablando de manzanas, no puedo afirmar que todas las manzanas son verdes porque he visto una, diez o cien manzanas verdes). Y en este detalle es donde cojean las pseudociencias, las religiones y las creencias. 

            ¿Y el razonamiento clínico en fisioterapia? Aquí la cosa cambia. Y mucho. En consulta  hacemos clínica, que al final es otra manera de producir ciencia. Pero las herramientas son ligeramente distintas. El razonamiento clínico no ocurre a partir de una intuición, o de una manzana que se cae. Aquí la manzana tiene nombres, apellidos, síntomas, signos, objetivos, miedos, problemas asociados.... El razonamiento clínico tiene un objetivo práctico... conseguir que esa manzana que nos ha caído en la consulta salga por la puerta lo antes posible, lo mejor posible, en el mejor estado posible. El razonamiento clínico no es razonamiento científico. Si el científico intentaba llegar desde lo particular a lo general o viceversa, el clínico intenta llegar desde lo particular a lo particular. Una respuesta concreta para esa situación concreta. No puedo aplicar el "esto ha ido siempre bien", el "creo que esto podría funcionar" o el "esto lo sé hacer bien"  En el laboratorio podemos modificar las condiciones para conseguir que los datos respondan a una sola pregunta. En la consulta aceptamos la condiciones que nos vienen dadas (o no las aceptamos, y mandamos la manzana a casa, cerramos el chiringito y nos vamos a tomar unas raciones).

            Y entonces, ¿en qué consiste el razonamiento clínico? No consiste en analizar todos los datos para formular y valorar todas las posibles hipótesis (dado que el número sería infinito, y el tiempo a disposición limitado, corremos el riesgo de que la manzana se canse y se vaya, o de que se pudra en nuestra consulta) ni en elaborar una teoría. Consiste en una recogida sistemática de datos, en ayudarse del procesamiento heurístico para plantear una serie de hipótesis operativas (las más probables según los datos recogidos), en disponer de herramientas (científicas, test, pruebas) para descartar las hipótesis falsas y en actuar sobre la hipótesis operativa que haya superado la falsación, aceptando que esto no siempre nos llevará a tratar la causa que ha llevado la manzana hasta la clínica. La afirmación que Conan Doyle ponía en boca de Holmes "Una vez que has eliminado lo imposible, lo que queda, por muy improbable que parezca, tiene que ser la verdad" cambiaría drásticamente si Sherlock hubiese sido fisioterapeuta "una vez que has eliminado lo imposible, lo que queda, por muy improbable que parezca podría, o no, ser verdad". Mucho camino que recorrer todavía.


            Fiarse solo de las intuiciones. Dejarse llevar por lo que los músculos cuentan. Ceñirse solamente a nuestra experiencia previa. Todo eso no es razonamiento clínico. Me da igual quien lo haga. Me da igual que se haga en una clínica. Me da igual que los resultados sean buenos y la manzana mejore, esté feliz y nos haga buena publicidad. Si queremos ser clínicamente racionales tendremos que acostumbrarnos a este proceso. De lo contrario seguiremos siempre con las raciones como las de los bares, siempre iguales y para todos.

Buena lectura.

jueves, 20 de febrero de 2014

Carta para tu funeral

Hoy no toca hablar de fisioterapia. Hoy es un día de Otras Cosas. Hoy es un día igual que un día de hace tres años. Pero es distinto. Porque se fue. Porque el lobo del mesotelioma se lo llevó. Hoy es un día de recuerdo. Hoy es mi pequeño homenaje. Espero pensar que todos los días lo son.

Buenas tardes a todos y muchas gracias por compartir este momento con nosotros…

He pensado mucho como empezar este mensaje, y por más que lo pienso la única palabra que me viene a la mente es GRACIAS. Gracias por vuestro cariño, por vuestro apoyo, por vuestras llamadas llenas de palabras de aliento y por vuestros silencios llenos de oídos siempre atentos. Gracias por las visitas, por vuestra compañía, por vuestras manos y vuestros hombros. Gracias por las lagrimas y por las sonrisas que nos habéis regalado en estos días. Sin todas esos detalles este momento sería mucho más difícil. Gracias por no habernos dejado solos en este viaje. Gracias por haber recorrido parte del viaje con nuestro padre.
En estos días me han preguntado a menudo como estoy. Estoy triste, es cierto, porque hemos perdido la presencia física de un padre. Pero por encima de esa tristeza tengo que ser sincero y deciros que estoy FELIZ. Estoy feliz porque he conocido a una persona como mi padre, porque he podido compartir parte de mi vida con él y porque he tenido la ocasión de aprender infinidad de cosas a su lado. He aprendido a caminar con la cabeza alta mirando al mismo tiempo al suelo y a las nubes. He aprendido que una palabra dada tiene el valor de una promesa. He aprendido que hay un momento para luchar y un momento para estar callado. He aprendido que nunca lo voy a saber todo pero que puedo siempre preguntar. También estoy feliz porque he conocido mucha gente que ha querido a mi padre, y que lo sigue queriendo. He podido escuchar de vuestros labios lo trabajador que era, su constancia. Nos habéis dicho que cuando os hizo falta una mano mi padre estuvo siempre dispuesto a echar las dos. Que siempre supo escucharos y ayudaros. No sé si es justo decir que un hijo se siente orgulloso de un padre. Nosotros lo estamos. Y si no podemos sentirnos orgullosos nosotros, dejadme que os diga otra cosa: estoy seguro de que mis abuelos se sienten orgullosos de su hijo.
Os decía que también estoy triste porque hemos perdido su presencia. Es cierto que ya no podremos abrazarlo, ni nos estará esperando cuando lleguemos a casa. No podré sentir su voz grabada en el contestador cuando vuelva del trabajo ni vendrá a recogerme nunca más al aeropuerto. Pero estoy seguro de que mi padre seguirá estando presente como siempre o más que siempre. Donde quiera que miren mis ojos, o los de mis hermanas, o los de mi madre, allí estará mirando mi padre. Da igual lo lejos que podamos viajar, allí estará nuestro padre siempre a nuestro lado. Y nunca más le hará falta un teléfono para dejarnos un mensaje. Sentiremos su voz alta y clara cada vez que nos haga falta un consejo. Nuestro padre no se ha ido. Simplemente ahora tendrá libertad para poder hacer lo que siempre le hubiese gustado: estar con todos nosotros y saber todo lo que hacemos todos, siempre…


Muchas gracias Papa.

lunes, 17 de febrero de 2014

Si yo tuviera una escoba...

             Tenía preparada otra entrada, seria, reflexiva, quizás importante, sobre la Entrevista Clínica.  Pero va a tener que esperar, hoy toca reflexionar y lanzarnos alguna piedra.  Ayer por la noche, viendo #objetivoSanidad (que se quedó lejos de lo que podía haber sido... pero en fin, ya pasará otro tren) decía que viendo #objetivoSanidad, en Twitter se fue hablando, de una cosa salió otra y se acabó "suprimiendo" la fisio en algunos centros de AP (@ComemeElPinrel dixit, no quedó muy claro si había que suprimir a la persona o a la profesión). A partir de ahí se dijo un poco de todo, bueno y malo, y la cosa siguió esta mañana... así que me pongo a darle a la tecla ya con el incisivo menos afilado y con las pulsaciones más bajas, lo cual es de agradecer…

            Dice mi amiga Marta que el dinero no da la felicidad, pero te permite comprar un estado que te hace olvidar que la necesitas. Eso pasa con muchos recursos. Por ejemplo el tiempo. "Si tuviese más tiempo..." Puede ser que yo sea el único fisioterapeuta que ha escuchado esta frase a algún compañero, quizás soy un poco raro, ¿a vosotros os suenan estas frases? "Si tuviese más tiempo le hubiese podido hacer otra técnica a aquella persona" "Si tuviese más tiempo me habría apuntado a aquel curso" "Si tuviese  más tiempo hubiese leído aquel libro" "Si tuviese más tiempo... si tuviese más tiempo hubiese podido organizarme mejor para tener más tiempo..." Luego está la de si tuviese más dinero, la de si tuviese otras instalaciones, la de si tuviese otros jefes.... (A veces la mejor manera de responder a esto es con un "Si tuvieseses ganas…."). Y luego nos molesta que los gestores de nuestras clínicas nos digan, si yo tuviese más dinero contrataría más gente, si estuviese en otra zona podría pagarte más,... si, si, si, si… los padres cuando nos decían si fueses más mayor podrías volver más tarde…  y nos mosqueamos cuando los demás nos dan excusas… pero si lo decimos nosotros… no pasa naaaaaaá

            Pues precisamente el tiempo es una de las pocas cosas que tenemos, y que podemos controlar a priori. 24 horas al día. Todos los días, incluyendo festivos. No podemos tener más. Einstein no tenía más, Leonardo no tenía más. Y la madre de siete niños, que trabaja, los saca adelante y viene a que le tratemos la espalda, tampoco tiene más.

            Hablo de fisioterapia que es de lo que conozco, pero se puede aplicar a cualquier trabajo. Si llego al trabajo, sé que tengo 7 horas de trabajo y en 7 horas de trabajo tengo que hacer 28 tratamientos (porque me lo dice el jefe, porque lo he decidido yo, porque ese lugar funciona así... me da igual la causa) la verdad es que tengo 28 tratamientos y 420 minutos, ni menos tratamientos, ni más minutos. Si tuviese más tiempo podría hacer a cada uno... NO!!!!!! no tengo más tiempo. Y si la cantidad de tiempo no la decido yo, mi única posibilidad es trabajar con ese tiempo. Es como si la familia con siete niños pensase que podría hacer si tuviese más dinero. Está muy bien pensarlo. Pero mientras tanto hay que sacar esos niños adelante, que tienen hambre. O a esos pacientes. Que no han venido a pasar el rato.
            Lo digo porque leemos, decimos, enseñamos siempre que hace falta adaptar el tratamiento al paciente, al contexto, a la realidad. Pues señores, el tiempo es un contexto y una realidad que a veces no podemos modificar, nos come.

      Está muy bien saber que haríamos si tuviesemos otra realidad. Pero lo que está de verdad muy bien es hacer las cosas bien con la realidad que tenemos. Mejor que yo lo explica Julio Velasco en su "teoría de las excusas" "Yo no quiero un atacante que me sepa rematar las voleas que son fáciles. Yo lo que quiero es un atacante que me sepa rematar las voleas difíciles, las que vienen bajas, las que se van fuera. Porque el que me sabe rematar esos balones difíciles, cuando le llega un balón facil, lo borda."  


           Pues eso, los "si yo..." son de ciencia ficción, de fantafisioterapia, de secondlifes y de realidad virtual.  Pero los pacientes están ahí... son de carne hueso y dolor. Y entre quejarnos porque no podemos hacer todo lo que podríamos hacer y no hacer nada, suele haber una vía a mitad, que consiste en aplicar una regla tan básica como hacer lo mejor que podamos con los recursos que tenemos. Y luego, si podemos, buscar más recursos, para que la vez siguiente podamos hacerlo todavía mejor. En los Master de Gestión del Tiempo y de Recursos Humanos, un consejo como ese lo cobran a precio de oro. Los abuelos de toda la vida te los daban gratis.

Si yo tuviera una escoba… cuántas cosas barrería… ¿las primeras? Las excusas.

viernes, 14 de febrero de 2014

Los 7 enanitos de la Fisioterapia. Capítulo Final

            Porque lo prometido es deuda. Porque todo final tiene un epílogo. Pero sobre todo porque me apetece escribirlo y publicarlo. Con todos ustedes, como colofón a Los 7 enanitos de la Fisioterapia, Blancanieves.

            Podría recontar el cuento desde el principio... pero no es lo que pretendo... podría jugar para esconder quién es Blancanieves, pero está claro, Blanca, hermosa, princesa, y envenenada, Blancanieves no puede ser otra que la Fisioterapia. Y entonces, ¿qué es lo que voy a contar?

            Lo que voy a contar es quién es la Reina, aquella que quiere mantener a  Blancafisionieves escondida, aletargada y manejable. A los enanitos les gusta pensar que la Reina viene de fuera, que Blancafisionieves tiene muchos enemigos, a veces los llaman los "Intrusos": masajistas, quiros, reflexologos, charlatanes, curanderos... otras veces los llaman "Leyes": mutuas, Escuelas, planes formativos, Sistema Nacional de Salud... incluso a veces los llaman "Mundo": esas personas que no entienden lo que es la fisioterapia... como si saber lo qué es la fisioterapia o lo que hace un fisioterapeuta fuese indispensable para vivir… no, si la fisioterapia está aletargada no es por todas esas cosas...

            Lo siento enanitos, tal como lo veo yo, la Reina, no viene de fuera. La Reina es también Fisioterapia: ante la fisioterapia basada en la evidencia, la fisioterapia basada en el porque lo digo yo y a mí me funciona. Ante la fisioterapia abierta, participativa y compartida, la fisioterapia basada en grupos sectarios que intentan poner límites al conocimiento, a "su conocimiento". Ante la fisioterapia basada en cosas reales como anatomía y fisiología, la fisioterapia basada en las energías, la oscilación del meridiano terrestre y los midiclorianos. Ante la fisioterapia que intenta encontrar sus límites y su campo de acción, la fisioterapia que traspasa los suyos y se va a campos que no le pertenecen, como la nutrición,  o la bioquímica. Ante una fisioterapia al servicio de las personas, una fisioterapia al servicio de las ideas y del dinero. Ante una fisioterapia personalizada, la fisioterapia del "cuarto y mitad" de lo mismo para todos, hecha por fisioterapeutas, en clínicas gestionadas por fisioterapeutas. Ante una fisioterapia con cursos de calidad, una fisioterapia con cursos "para fisioterapeutas"... (como bien dicen por ahí no se dan cursos de Medicina para médicos, ni de Fisioterapia para fisioterapeutas...).


            No enanitos. La Reina no está fuera. Está en casa. Y el Príncipe que tiene que despertar a Blancafisionieves, ni está, ni se le espera. Así nos va.

martes, 11 de febrero de 2014

Mi primera vez...

            Se llamaba Esther. Tenía el pelo largo, moreno y ligeramente rizado. Bueno, lo de los rizos no estoy seguro del todo, ha pasado tanto tiempo que algunos detalles ya no los recuerdo bien. Fue en octubre del 97, yo tenía 19 años recién cumplidos y ella alguno más. Ella estaba algo nerviosa. En el fondo era la primera vez que nos veíamos. Yo lo estaba mucho más. Estaba a punto de hacer algo que no había hecho nunca y que llevaba mucho tiempo deseando.

            Mariano me lo había dicho antes de que llegase. "Cuando llegue esa chica, es tuya. No quiero que me preguntes. Habla con ella, haz lo que tengas que hacer y luego ya me contarás que tal te ha ido." A mí me entró un poco de miedo... sí, me habían contado como se hacía, lo que tenía que decir, lo que hacía falta tocar... incluso me habían enseñado vídeos... pero nunca estás del todo preparado para la realidad.

            La verdad es que lo pasé mal. Lo pasé muy mal. Las palabras se me quedaban resecas en la boca, las manos querían hacer una cosa y hacían otra. El cerebro me funcionaba muy lentamente, como en un quiero y no puedo. La suerte es que Esther fue muy comprensiva, se notaba que ella tenía más experiencia. Me fue contando lo que le había pasado, me iba diciendo lo que le dolía y en que movimientos le molestaba más.  Yo intentaba adaptarme a ella. Ella me sonreía.

            Creo que debieron ser veinte o treinta minutos. A mí se me hizo muy corto. Tuve la sensación de que no había hecho nada. En el fondo no había hecho nada. Luego llegó de nuevo Mariano, mi tutor, y me preguntó qué tal había ido. "Mal, fatal. Le he preguntado algunas cosas, pero se me han olvidado muchas más. Me ha dicho que tenía condromalacia rotuliana y yo no sabía que pruebas hacerle, así que he ido haciendo lo que se me ha ocurrido, músculos, cepillo, cajones, meniscos.... Le he dado cita para mañana, pero no tengo ni idea de lo que tiene ni de que tratamiento le pudo hacer". Mariano sonrió y señalando una mesa dijo: "Perfecto, ahí tienes los libros. Te quedan 24 horas".

            Aquella tarde fue la primera vez que estudié de verdad. Acababa de empezar segundo. Por primera vez estudié con un motivo que no fuesen los exámenes. Repasé toda la anatomía del miembro inferior, la biomecánica y la patología de la rodilla. Pregunté a otros fisioterapeutas qué podía hacer (en aquella época no había internet, pero siempre tuve la suerte de encontrar un fisioterapeuta en casa, gracias hermanita, te debo muchas). Sin saber como se llamaba lo que hacía, hice hipótesis, reevalué mi trabajo, preparé un plan de tratamiento. Y como suele pasar, la segunda vez fue mejor que la primera. Volví a valorar, empecé a tratar, Esther y yo seguimos viéndonos algunos días, reímos juntos, nos movimos juntos... y después de una breve historia lo nuestro acabó como acaban muchas de nuestras historias... Mariano le dio el alta porque la rodilla le molestaba menos, había aprendido algunos ejercicios, y había que hacer hueco a otros pacientes.


            Esa fue la primera visita que pasé solo. Luego vinieron muchas más. Algunas las he olvidado. A Esther no he podido. Con ella aprendí muchas cosas. Aprendí que por mucho que yo pueda saber, un paciente conoce mucho mejor sus síntomas que yo. Aprendí que es imposible saber todo de todo en todo momento, pero que es obligatorio buscar toda la información que podamos sobre lo que nos hace falta. Aprendí que podemos, y debemos, aprender de los pacientes. Aprendí a tener esa ligera sensación de duda ("¿sabré hacerlo?") que no nos tiene que abandonar nunca (porque cuando nos abandona es cuando más fácil resulta equivocarse, y equivocarse es hacerle daño a alguien). Aprendí que es mejor no hacer cosas de las que no estamos seguros que hacer por hacer. Aprendí que si quería ser un buen fisioterapeuta, tenía que seguir aprendiendo siempre... en ello ando.

Gracias Esther.

domingo, 9 de febrero de 2014

Hojas abandonadas y trajes a medida...

            El otro día leía y comentaba en casa de @_RaulFerrer sobre las famosas hojas de "ejercicios" que todo fisioterapeuta tiene en su consulta y pensé que podría ser un buen momento para reflexionar sobre ellas. Con mi estilo. A mi manera.

            Como decía, cualquier fisioterapeuta que se precie tiene en su consulta.... -o ahora en su ordenador o en su tablet, que mola más-,  unas 2456 figuras de ejercicios para repartir a sus pacientes... con dibujitos esquemáticos o con formas, con fotos, con descripciones, en blanco y negro, en color, animadas, en inglés, en catalán, diseñadas por un amigo, con el logo de la clínica en la que trabaja… ejercicios hasta el infinito y más allá… Dentro de un proceso de tratamiento antes o después algunos de esos ejercicios vienen "enseñados" al paciente, explicándoles sus bondades y marcando las pautas convenientes para realizarlos. Hasta aquí, todo normal.

            No voy a pararme a hacer un tratado sobre la prescripción de ejercicio terapéutico. Ya los hay. Lo único que quiero es reflexionar sobre algunas cosas que como fisioterapeuta me han ido llamando la atención. Cuando hablo de ejercicios para hacer en casa con mis pacientes, siempre intento explicarles la metáfora del traje. A algunos su médico le ha dado ya una hoja de ejercicios, o su vecino, o su instructor de-lo-que-sea. Otros te traen una hoja de internet (habría que regular el acceso libre a las páginas de salud... pero de eso hablaré otro día). Yo les explico que los ejercicios tienen que hacerse como un traje, a su medida, tachamos algunos, modificamos otros, añadimos alguno... hasta ahí nada extraño, imagino que la mayoría hacemos lo mismo...

            Lo que ya veo menos es "diseñar" ese traje con la persona. Saber cuánto tiempo va a usarlo por ejemplo, no vale cuanto tiempo nos dice que va a hacer los ejercicios,  hay que saber cuánto tiempo está dispuesto a dedicarles, REALMENTE;  saber para qué quiere usarlo, el traje puede ser perfecto, pero si el paciente no tiene ninguna motivación para salir de casa y ponérselo,  lo que sucederá al final es que a la hoja de ejercicios se la comerán las polillas en algún cajón.  Y sobre todo,  preguntarle al paciente cómo se siente con ese traje... podemos pensar que hemos cosido el traje más bonito del mundo, el más útil para esa persona, pero si al paciente no le gusta, si le tira la sisa, si se siente ridículo... será muy difícil que jamás se lo ponga... Ese como se siente no es un cómo se siente haciendo el ejercicio, sino entender si piensa que "tomar" ese ejercicio la va a ayudar. Nadie se toma unas pastillas que piensa que no le sientan bien... ¿Esto lo hacemos todos?

            Los ejercicios no son pastillas. Son hábitos. Y copiar el modelo de prescripción médica (tómese una pastilla roja en el desayuno, y la azul tres veces al día después de las comidas) para los hábitos (los estiramientos, según te levantes de la cama, y los ejercicios para reforzar 4 veces por semana, y haciendo 5 series de 8 repeticiones....) no puede funcionar, y de hecho no funciona en la mayoría de los casos... ¿cuántas veces nos hemos re-encontrado con pacientes que dejaron de hacer los ejercicios y vuelven por el mismo dolor que tenían? El que esté libre de pecado que tire la primera piedra. Y aunque eso pueda hacernos ganar más dinero, no deja de hacernos peores profesionales. Si el plan terapéutico que habíamos diseñado y que pensábamos que era perfecto es abandonado, a lo mejor no estaba tan bien diseñado ni era tan perfecto, ¿no?

            Para crear un hábito no valen las prescripciones. Hace falta conocimiento, ganas, tiempo y paciencia, y para eso hace falta implicar a las personas, conocerlas, escucharlas, motivarlas, entenderlas, saber ponerse en su lugar, validarlas... todos sabemos muchas cosas que son buenas y no hacemos (comer mejor, beber menos alcohol y dos litros de agua al día, hacer más actividad física, dormir las horas correctas, no fumar, desayunar bien y cenar poco, no mirar demasiado tiempo las pantallas luminosas de ordenador y tablet... ¿sigo?)..  ¿por qué pensamos que explicarle al paciente lo que es bueno será un argumento suficiente para que lo haga?... ¿pensamos que el pijama blanco nos da superpoderes? Un plan abandonado es un plan mal diseñado. Y los responsables del diseño somos los profesionales. Podemos seguir "echando culpas" a los pacientes. Pero los responsables somos nosotros.


Buena lectura.

jueves, 6 de febrero de 2014

Los 7 enanitos de la Fisioterapia 2.0 (episodio VII)

Feliz...

Mudito. Tímido, Sabio, Gruñón y Dormilón. Mocoso para echarle de comer aparte. ¿Y el último? (cuando haces la cuenta, siempre falta uno, pasa como con los pecados capitales, ira, avaricia, soberbia... Uy uy uy, se me está ocurriendo que podría escribir sobre los siete pecados capitales en la Fisioterapia, pues no iba a hacer sangre ni nada... por ahora voy a dejar la idea en el tintero, a ver si se me ocurre algo más ligero...)

Pues me falta por presentar al más patológico de los fisioterapeutas 2.0... Con todos ustedes Fisio Feliz....¿patológico? Sí, muy grave. Lo de fisio-feliz no es de psicólogo, es de psiquiatra. Y de los buenos. Fisio Feliz, entre la carrera, los cursos, el grado, y los libros que se ha leído lleva horas de estudio para tener tres doctorados... y sin embargo, si no sabe Pilates, le cuesta hasta encontrar trabajo... Pero es feliz porque la fisioterapia es taaaaaan bonita.... Fisio Feliz sería un profesional admirado y respetado en cualquier país de la UE... pero ha nacido en España... y el fisioterapeuta aquí es "el enfermero ese que da masajes" (eso oí decir a una paciente hace un par de meses... y tan pancha). Además se ha gastado un pastizal en formación, o en alquiler de la clínica, o en autónomos, pero no le importa... Porque la fisioterapia está taaaaaan bien pagá (con la sonrisa de los pacientes, porque con sueldo va a ser que no).... ¿Y el horario de trabajo? Feliz repite a sus pacientes: "tienes que cuidarte, tienes que descansar, no trabajes demasiado, que es malo para el cuerpo..." se lo repite al de las nueve de la mañana y al de las ocho de la tarde (con quince minutos de pausa para comer, creo que con el de las ocho de la tarde es más una reflexión en voz alta que un consejo)... Pero sigue siendo feliz, porque la fisioterapia es siempre taaaaaan diferente y taaaaaan descansada... (porque llevar una camilla portátil de casa en casa no cansa nada de nada, y trabajar doce horas, tampoco).
Y cuando por fin, después de un largo día de trabajo vuelve a casa y ve que debajo de su portal ha abierto un naturo-quiro-holistico-terapeuta que tiene la consulta llena a 70 € la hora, ¿qué hace Feliz? ¿Llama para poner una denuncia? Nooooo... Porque es taaaan feliz siendo fisioterapeuta... Mi profesión es taaaaaaan bonita... Patológico. Disociación del mundo real. Delirios. Para darle electrochoque. O a las malas, con una galvánica. 

Fisio Feliz es aquel que a pesar de todo eso sigue diciendo que tenemos la profesión más bonita del mundo. Que sí, que tenemos una profesión preciosa, vale. Pero ni mejor ni peor que las demás... Esa sensación de cuando ayudas a alguien a caminar de nuevo es la leche y todo lo que quieras... pero también es la leche ser agricultor y alimentar a la gente con tu esfuerzo, o maestro de escuela y enseñar a un niño a leer, o periodista, o cualquier cosa que uno haga con pasión, incluso empaquetar regalos de Navidad. Resumiendo. Que una profesión es un trabajo y no una misión divina... que hacemos ciencia, no milagros... y que para dignificar a veces hace falta desmitificar... Que nos guste nuestra profesión no es motivo para que a veces nos dejemos tratar mal en su nombre... Y que ser Feliz no está reñido con ser exigente...

Buena lectura

Pd: y respondiendo a @fisiosebas.... Próximo capítulo Bonus track: Blancanieves

lunes, 3 de febrero de 2014

Los fines de semana de los fisioterapeutas

            Estaba tranquilamente preparando la entrada sobre fisioterapeuta-Feliz cuando una parte de la entrada ha empezado a crecer y a crecer y a crecer, hasta que ha tomado vida propia y me ha pedido que me dedique completamente a ella... así que por ahora fisioterapeuta-Feliz tendrá que seguir esperando... (no creo que le importe... seguirá felizmente igual).

            ¿Os habéis parado a pensar alguna vez lo endogámica qué es la fisioterapia?

            El común de los normales, ya sea estudiante, ya sea currito por cuenta propia o ajena, lo primero que hace cuando ve un calendario del año que está a punto de empezar es mirar como caen los puentes, las fiestas, su cumpleaños, las Navidades, la Semana Santa... por cierto, voy a abrir una campaña en change.org para que dejen la Semana Santa quieta de una vez, que uno se vuelve loco teniendo que mirarla todos los años..., espero vuestras firmas.

            Decía que eso es lo que hace el común de los mortales... ¿y los fisioterapeutas? también, pensarán algunos... eso es porque no les conocen.... los fisioterapeutas lo primero que hacen es mirar como caen los cursos... quién viene a hablar de qué y dónde... y a partir de ahí ya construyen el resto de sus vacaciones… vacaciones si sobra tiempo. Ahora me explico.

            El año solar tiene 52 semanas.... lo cual quiere decir que entre sábados y domingos hay 104 días. 104 días de reposo y de descanso... o eso es lo que creen las parejas de los/las fisioterapeutas cuando empiezan una relación. Esas parejas no saben, por ejemplo, que un fisioterapeuta se matricula en unos 4 cursos al año... y claro, esos cursos son siempre sábado y domingo (misterios de la fisioterapia, explícaselos a gente de "fuera") ... 4 por 2 son 8, 104 menos 8, 96... 96 días de descanso, bueno, tampoco está tan mal, tenemos mucho tiempo para estar juntos...  lo que esas parejas no saben es que su fisioterapeuta del alma participa en una asociación científica, o en un colegio profesional, o en un grupo de investigación, que claro, se reúnen una vez cada dos meses, siempre de sábado... bueno, 1 vez cada dos meses tampoco es tanto, ¿no? 6 días... 90.... vale, 90 días tampoco está mal del todo… aquí, normalmente, ya empieza a haber caras raras

            Pero es que además de ir a cursos a formarse resulta que nuestro querido protagonista se está sacando el grado de Fisioterapia, o un master en Osteopatía, o en Deporte, es que tengo que seguir actualizándome, si no me quedo descolgado… pero si te actualizas más que el whatsapp a ti si que te voy a descolgar, y las clases son una vez al mes, en fines de semana, de septiembre a junio.... total... 20 días... y ya vamos por 70.... le quitas esos sábados que te tocan trabajar porque en la clínica se hacen rotaciones, o porque te llama un paciente que está muy muy muy muy mal… (por cierto, los fisioterapeutas nuuuuuunca se ponen malos).... y ya nos hemos quedado con 60 días...  ¿no te parece que son un poco pocos? Amor, es tan importante formarse... y me gusta tanto mi profesión....

            Claro, que las cosas buenas de tanta formación es que nuestro fisioterapeuta tiene mucho que dar a otros compañeros, y alguien lo ha metido en el mundo de la docencia,  y a esas cosas no se puede decir que no, además cariño, me sirve para hacer contactos... pero qué más contactos quieres, si tienes ya más contactos que Justin Bieber en twitter!!!... , entre ponencias, charlas y cursos como docente vuelan otros 7 u 8 días al año... 52....
            52 días libres al año tampoco esta mal... pero olvidábamos un detalle... ese equipo de barrio, de futbol, o de baloncesto, o de pelota vasca, al que nuestro protagonista lleva echando una mano desde que estaba en la universidad... y ahora va sin cobrar... sabes, es que sin mi están un poco perdidos... y además, eso de hacer lo que me gusta sin cobrar, me da un cierto nosequé-queseyo...  lo que te da son las cañitas de después, a ver si te crees que no nos conocemos... una temporada, 30 partidos, en domingo... bueno, tampoco están tan mal... nos quedan todavía 22 días libres... (de los cuales 16 caen en julio y agosto... pero no digáis nada a vuestras parejas... que no se enteren que pasaréis con ellos/as solamente 6 días al año...)

            ¿Entendéis ahora porque la fisioterapia tiende a ser una profesión endogámica...?


Entrada escrita con mucho cariño para las parejas no fisioterapeutas de todos los/las fisioterapeutas... Gracias por aguantarnos... Nosotros, a cambio,  os haremos masajes... bueno no, mejor haz estiramientos y ejercicios, que es más sano...

domingo, 2 de febrero de 2014

Los 7 enanitos de la fisioterapia 2.0 (episodio VI)


MOCOSO

            Hoy toca ponerse serio. Hablar de fisioterapeuta Mocoso es lo que tiene. Se acabaron la cuchipanda la chirigota y la verbena, ¿qué nos creíamos? ¿que la fisioterapia 2.0 no tiene un lado tenebroso? "La envidia lleva a la avaricia. La avaricia lleva a las ganas de poder.  El poder de la esencia de la fisioterapia te aleja." (frase de Maestro Yoda que Lucas eliminó en el montaje final de "La Amenaza Fantasma). Mocoso nos quita un poco la sonrisa de la boca.

            De Mocoso en el mundo 2.0 la OMMMS ha encontrado hasta ahora al menos dos subtipos clínicos, vamos con ellos:

            Mocoso tipo  "α" más conocido como "todopalsaco". Mocoso-alfa no entiende la red para compartir, él lee red y piensa en un cazamariposas... artículo que ve volando... al saco, libro en pdf que pilla... al saco, oferta de trabajo de la que se entera... al saco... todo al saco, todo para él, todo sin compartir... Mocoso-alfa es la evolución natural de aquel compañero en la facultad que nunca te dejaba unos apuntes, que se escondía las clínicas donde podías ir gratis a hacer prácticas, y que el día del examen desplegaba en su mesa seis bolígrafos y cuándo te acercabas a pedirle uno porque el tuyo había muerto en la batalla te respondía con cara compungida... "te lo dejaría..., pero es que voy a utilizarlos todos"... Hace años, en ese momento por primera vez un fisio quiso hacer punción seca... con un BIC!!!!
            Tacaño, acaparador, avaricioso... pero inofensivo, Mocosos-alfa haberlos haylos... y seguirá habiéndolos... más que hacer daño a la Fisioterapia, tocan las narices a los fisioterapeutas... son como las moscas, revolotean mucho, pero no pican y acaban por irse a la ....

            Pero también está Mocoso tipo "β", y aquí la cosa se complica. Mocoso-beta es como Urdangarín. ¿Alto y rubio? No. Capaz de hacerle más daño a una institución desde dentro que cualquier republicano desde fuera. Mocoso-beta, es fisioterapeuta, y está en Internet, da cursos, tiene página web, escribe artículos, y en nombre de la fisioterapia propaga virus infecciosos conocidos como fisioreiki, fisioauriculoterapiapuntura, fisioveamosquesemeocurre, fisionutrición, fisiosicuelacuela, fisioreequilibraciónenergéticadelosmeridianosdelgloboterrestre, fisiolalechequetehandao ...  que se propagan como epidemias por todo el Universo conocido. Ojo, no estoy en contra de que nadie se lucre. Considero justo que uno de los objetivos que todo fisioterapeuta sea lucrarse (que significa conseguir lo que se desea o sacar provecho de algo… lucrarse no tiene ningún sentido negativo, la fisioterapia no es una misión, es un trabajo, y los trabajos se pagan). Me parece normal que los fisioterapeutas cobremos por hacer nuestro trabajo, por dar cursos, por hacer de consultores, por escribir libros o por los beneficios de una página web. Lo que me saca de mis casillas es que la gente se quiera enriquecer timando a otra gente, aprovechándose de que otra gente no sabe. Lo que me remata es que lo haga aprovechándose de la salud de otra gente, de su miedo a la enfermedad. Existe una cosa que se llama delito contra la Salud Pública, a veces lo olvidamos.

            Y los demás qué hacemos... ¿seguro qué queréis leerlo...? Poco o nada, depende de los casos. Hace unos días era noticia que el Colegio Médico Francés expulsaba a Dukan por su dieta milagrosa y por violación del código deontológico... ¿a cuántos fisioterapeutas han expulsado los Colegios? ¿a cuántos fisioterapeutas Mocosos hemos denunciado ante los Colegios por constituir un daño a la salud pública?... no tengo datos... pero me temo que deben ser pocos... Y nuestro  silencio nos hace un poco responsables a todos.
            Estamos siempre buscando como la fisioterapia puede crecer, como puede cambiar, miramos hacia intrusos externos, a problemas de competencias, a lo mal que está la situación laboral... quizás una mirada crítica a nuestro propio patio, tampoco estaría mal del todo... quizás si además de mirar empezamos a hacer cosas... estaría todavía mejor...

            Buena lectura y buen domingo.