lunes, 11 de mayo de 2015

#motivANDO no es #animANDO

En qué andará metida @villa_inma?
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pues en lo que andaba metida era en una charla sobre adherencia terapeutica para el Grupo Provincial de Sevilla (y desde aquí lo digo, Olé por las actividades que organizan los grupos provinciales de @colfisio... vamos a ver si el resto de Colegios van copiando lo que funciona). Y yo que soy muy olisquero me puse a preguntarle. Y preguntando y contestando acabo naciendo un hashtag y un reto, #motivANDO que llegó mucho más lejos de lo que ninguno de los dos habríamos pensado. El reto era fácil, una frase, o una foto, motivadora y pasar a tres personas. Sin mojarse. Sin dar dinero. Simplemente había que seguir #motivANDO. La gente no sabía lo que había detrás del reto. 

¿Y qué tiene que ver la motivación con la adherencia? Todo. No hay adherencia sin ella. Y sin adherencia los proyectos fracasan, da igual que el proyecto sea un tratamiento o sacar adelante una empresa.
Pero si uno se pone a repasar las frases del hashtag se da cuenta de que a menudo confundimos Animar con Motivar. Y Motivar no es Animar. Animar es dar ánimos, ayudar a alguien a conseguir lo que pretendía, sujetarle cuando las fuerzas parece que flaquean. Y los ánimos, por eso mismo, pueden venir desde cualquier sitio, desde dentro, o desde fuera. Desde la grada de un campo de fútbol, desde la cuneta de Mont Ventoux o desde un libro de autoayuda.

Motivar es otra cosa. Motivar es dar motivos. Motivos para conseguir un objetivo. Un objetivo concreto, no "la salud", que es como decir "la paz mundial" o "voy a ser bueno el año que viene". Y ahí llega lo difícil de nuestro trabajo como sanitarios. Que la motivación no viene desde las gradas o de las cunetas. Viene (o no viene) con el paciente. Y viene (o no viene) con el profesional sanitario. Porque vamos a decir las cosas como están. De la misma manera que hay pacientes no motivados, hay sanitarios no motivados, hay sanitarios que "pasaban por allí". Y si queremos tener pacientes motivados, creo que lo mínimo que se merecen son sanitarios motivados.

Motivar, como decía, es una cosa muy diferente de animar. Animar tiene que ver con el alma, sea eso lo que quiera que sea. Animar es muy poético. Motivar es mucho más prosaico, tiene solamente que ver con moverse. Con dirigirse hacia un objetivo. Una de las frases que daban vueltas en el reto era precisamente una de Nietzsche que viene al pelo:



La motivación (que es movimiento) viene de la mano de los objetivos (que son destinos). Si yo se a dónde quiero ir (el por qué), el cómo podrá ser dificil, podrá costarme, podré necesitar ayuda para conseguirlo... pero estará ahí. Quizás tenemos que darnos cuenta de que los pacientes necesitan menos ánimos (o que solo los necesitan a veces) y más motivos.

Pero si decimos que los motivos vienen de dentro.... ¿entonces qué puedo hacer yo como sanitario? Está claro que no puedo darle a una persona que no soy yo ni objetivos ni motivos. Y entonces ¿qué hago? ¿Me siento cruzando los brazos y espero? Pues no, una de las cosas que nos quedan cada vez más claras en la sanidad es que la relación terapeuta-paciente es una relación de equipo, y que de la calidad de esa relación va a depender un buen porcentaje del éxito del tratamiento (los porcentajes los dejo para los que leen muchos estudios). Dentro de un equipo hay varios tipos de objetivos, pero en este caso los dividiré en dos tipos, los individuales, y los de equipo. Está claro que mis objetivos cuando llego a trabajar por la mañana son los míos, y no los de mi paciente. Y viceversa. Pero si queremos que lo nuestro sea "algo más", si queremos que nuestra historia tenga un  "final feliz" (sin malinterpretar, que os conozco) es necesario que sepamos encontrar objetivos comunes, que trabajemos para ir al mismo sitio. Una vez encontrado el destino, la motivación para el viaje será mucho más fácil de encontrar.

Herzberg, uno de los teóricos de la motivación (sobre todo centrada en ambiente laboral), definía que existían dos tipos de factores que motivaban a los individuos, aquellos que él definía como Higiénicos o Extrínsecos, y los factores de Motivación o Intrínsecos. Los factores extrínsecos tienen que ver con premios externos (sueldos, recompensas, palabras de apoyo...) mientras los intrínsecos tienen que ver con la necesidad de crecimiento (emocional, intelectual o de resultados) del sujeto. Una persona guiada principalmente por factores extrínsecos necesitará cada vez más de ellos para obtener los mismos resultados. Una persona guiada por sus propios factores intrínsecos, por sus ganas de ser mejor, de estar mejor, conseguirá unos resultados cada vez mejores. Trabajar ayudando al paciente a definir cuales son sus motivos intrínsecos puede ser una manera de ayudarlo mucho más efectiva que dando ánimos.
Y sin olvidar que trabajamos en equipo, podemos seguir mirando solo hacia el paciente, hacia sus motivos, y reforzarlos. Pero quizás tenemos que dar de vez en cuando una mirada a ese espejo que hay en muchas salas de fisioterapia para saber cuales son nuestros motivos, cuales nuestros objetivos, cual es la necesidad de crecimiento que tenemos. Y cuando los tengamos más claros quizás descubramos que nuestros pacientes también están más motivados.

Muchas gracias y buena lectura.