miércoles, 17 de febrero de 2016

Cambiar de pasión.

"El tipo puede cambiar de todo: de cara, de casa, de familia, de novia, de religión, de dios... pero hay una cosa que no puede cambiar, Benjamín, no puede cambiar de pasión"

Si no habéis visto "El secreto de sus ojos" os la recomiendo desde este mismo momento. No voy a contar más de la película que esa frase que Esposito, el ayudante de Benjamín (Ricardo Darín en uno de esos papeles en los que principalmente hace de Ricardo Darín y que le salen tan bien) le dice a su jefe para ayudarle en la investigación que llevan a cabo. La frase tampoco es una idea original de la película sino una adaptación de una frase de Galeano (uno de esos escritores que desarma la tesis de que no se puede ser intelectual, erudito y futbolero).

Pero vuelvo al tema que me desvio. El otro día afirmaba un compañero hablando sobre un caso clínico algo más o menos así: "Seguro que para ti, que eres muy de Mulligan, lo que tiene ese paciente es una alteración del movimiento accesorio". Pues vamos a ver, por partes, que sí, que he participado en el curso de Mulligan muchas veces, que lo he traducido y que he participado en un proyecto de investigación sobre el tema. Pero ser, lo que se dice SER, soy del Depor (incluso mucho antes de que la gente lo llamase Depor, cuando lo llamaban simplemente el Coruña) y del Banesto (me da igual que ahora lo llamen Movistar, para mi es el Banesto, o mejor aún, el Reynolds).

En esto de la fisioterapia a veces confundimos lo de la pasión por la profesión con la pasión por las herramientas. Y así equivocamos las cosas. Acabamos siendo muy de Mulligan, o muy de Osteopatía, o muy de Punción Seca, o muy de Reeducación Postural Global, o muy de lo que a cada uno le de la gana. El problema es cuando abrazamos esas herramientas desde el único postulado de la pasión (según la RAE "perturbación o afecto desordenado del ánimo") y no desde una perspectiva racional, científica, o simplemente, con sentido común. Todo el mundo sabe que hay dos tipos de "manitas", el primero arregla cada cosa con la herramienta justa, el segundo lo soluciona todo con silicona. ¿A cuál de los dos llamarías para que te solucionase un problema?  Válgame la metáfora para la fisioterapia. No todo van a ser puntos gatillo, ni ERS, ni perdida de movimientos accesorios, ni cadenas acortadas. Y sin embargo aplicamos "silicona" con pasión.

                                                       


Quizás el error esté en toda nuestra formación, como dice mi compañero David Rodríguez, compartimentada por técnicas (hoy uso de martillo, mañana uso de alicates, pasado mañana uso de destornillador, postgrado en uso de silicona) sin aportar realmente una visión integradora, que piense en el problema en vez de en las soluciones. Efectivamente, todos hemos escuchado, y por suerte cada vez más, cursos en los que te dicen "esto no es para usar solo, lo tienes que integrar con otras cosas". El enseñar más y mejor cómo integrarlo debería ser el objetivo de la próxima evolución en fisioterapia. Sobre todo de la próxima evolución en la formación en fisioterapia.

Pero mientras esto no suceda estaría bien que abandonásemos nuestras pasiones cuando entramos en clínica y las dejásemos para el campo de fútbol. (También estaría bien que las abandonásemos en política, pero eso sería harina de otra entrada, y seguramente de otro blog).

Muchas gracias y buena lectura.

Imagen: www.decoestilo.com