jueves, 20 de febrero de 2014

Carta para tu funeral

Hoy no toca hablar de fisioterapia. Hoy es un día de Otras Cosas. Hoy es un día igual que un día de hace tres años. Pero es distinto. Porque se fue. Porque el lobo del mesotelioma se lo llevó. Hoy es un día de recuerdo. Hoy es mi pequeño homenaje. Espero pensar que todos los días lo son.

Buenas tardes a todos y muchas gracias por compartir este momento con nosotros…

He pensado mucho como empezar este mensaje, y por más que lo pienso la única palabra que me viene a la mente es GRACIAS. Gracias por vuestro cariño, por vuestro apoyo, por vuestras llamadas llenas de palabras de aliento y por vuestros silencios llenos de oídos siempre atentos. Gracias por las visitas, por vuestra compañía, por vuestras manos y vuestros hombros. Gracias por las lagrimas y por las sonrisas que nos habéis regalado en estos días. Sin todas esos detalles este momento sería mucho más difícil. Gracias por no habernos dejado solos en este viaje. Gracias por haber recorrido parte del viaje con nuestro padre.
En estos días me han preguntado a menudo como estoy. Estoy triste, es cierto, porque hemos perdido la presencia física de un padre. Pero por encima de esa tristeza tengo que ser sincero y deciros que estoy FELIZ. Estoy feliz porque he conocido a una persona como mi padre, porque he podido compartir parte de mi vida con él y porque he tenido la ocasión de aprender infinidad de cosas a su lado. He aprendido a caminar con la cabeza alta mirando al mismo tiempo al suelo y a las nubes. He aprendido que una palabra dada tiene el valor de una promesa. He aprendido que hay un momento para luchar y un momento para estar callado. He aprendido que nunca lo voy a saber todo pero que puedo siempre preguntar. También estoy feliz porque he conocido mucha gente que ha querido a mi padre, y que lo sigue queriendo. He podido escuchar de vuestros labios lo trabajador que era, su constancia. Nos habéis dicho que cuando os hizo falta una mano mi padre estuvo siempre dispuesto a echar las dos. Que siempre supo escucharos y ayudaros. No sé si es justo decir que un hijo se siente orgulloso de un padre. Nosotros lo estamos. Y si no podemos sentirnos orgullosos nosotros, dejadme que os diga otra cosa: estoy seguro de que mis abuelos se sienten orgullosos de su hijo.
Os decía que también estoy triste porque hemos perdido su presencia. Es cierto que ya no podremos abrazarlo, ni nos estará esperando cuando lleguemos a casa. No podré sentir su voz grabada en el contestador cuando vuelva del trabajo ni vendrá a recogerme nunca más al aeropuerto. Pero estoy seguro de que mi padre seguirá estando presente como siempre o más que siempre. Donde quiera que miren mis ojos, o los de mis hermanas, o los de mi madre, allí estará mirando mi padre. Da igual lo lejos que podamos viajar, allí estará nuestro padre siempre a nuestro lado. Y nunca más le hará falta un teléfono para dejarnos un mensaje. Sentiremos su voz alta y clara cada vez que nos haga falta un consejo. Nuestro padre no se ha ido. Simplemente ahora tendrá libertad para poder hacer lo que siempre le hubiese gustado: estar con todos nosotros y saber todo lo que hacemos todos, siempre…


Muchas gracias Papa.

1 comentario:

  1. Gracias hermano. Papá cuídate mucho y sigue cuidándonos. Todos los abrazos.

    ResponderEliminar