viernes, 7 de julio de 2017

El Ministerio del Tiempo, Simona y el goniómetro

Adoro el Ministerio del Tiempo. Pero no voy a hablar de eso (ni a hacer spoilers). Lo cito solamente para explicar una de las razones por las que creo que no habrá una cuarta temporada. Al menos no en la televisión pública. Medir audiencias. Medir audiencias del mismo modo que se medían hace años, cuando no existían redes sociales, cuando no existía Netflix, cuando no tenías la posibilidad de ver la serie que quieres en el momento que quieres. Si medimos productos del 2017 con metodología de 1997 probablemente las decisiones que tomemos en consecuencia no sean las mas acertadas.

Simona. El día que conocí a Simona llevaba un tutor en la pierna desde hacía 18 meses, le habían hecho seis operaciones, le habían extirpado dos veces un tumor óseo y no doblaba la rodilla ni un grado. Trabajé con Simona durante otros 18 meses en total, todas las semanas, varias veces a la semana (cometiendo muchos errores, me hubiese gustado conocerla ahora y no en el 2001, le hubiese ahorrado tiempo y sobre todo, lágrimas. Es una de esas pacientes en las que pienso cuando digo que a veces la gente mejora a pesar de los sanitarios). Conseguimos que doblase la rodilla, que cargase peso, que pudiese caminar sin muletas, que saltase con las dos piernas... pero nunca conseguimos la extensión de rodilla desde la posición de sentado... A los 9 o 10 meses descubrimos que en una de esas operaciones el traumatologo había decidido no enganchar el tendón rotuliano a la tibia. Piccolo particolare. Simona decidió que no se iba a operar la rodilla nunca más. Seguimos trabajando. Nunca conseguimos esa extensión, pero seguimos trabajando y llegó a poder correr... 

El goniómetro. O ahora que somos más modernos, el dinamómetro, o si queremos ser la leche y ser postmodernos, el acelerómetro. Instrumentos fundamentales en la fisioterapia. Por supuesto... ¿o quizás no? Es cierto, el ojímetro no falla nunca y es mucho mejor.... (modo ironic on, no van por ahí los tiros). En fisioterapia tenemos que medir. Eso no se discute. ¿Pero qué medimos, estructura o función? Enseñamos a usar un goniometro y un dinamómetro a lo largo de la carrera. Y lo enseñamos diciendo que miden la función. La función de la rodilla es doblarse. La función del cuádriceps es contraerse y transmitir una fuerza. Parece obvio que medimos función. Pero yo creo que no dejamos de medir estructuras. Función de una estructura, de una articulación, de un grupo muscular. ¿Y la función de la persona? 


Los test funcionales llegan también a lo largo de la formación. Llegan luego, como si fuesen un complemento a lo largo de la carrera. Es normal que entonces, a los profesionales, primero formados en estructura, luego en la función de esas estructuras y solo al final en la función global, les cueste entender que son, que somos, profesionales de la función. Quizás el cómo enseñamos las cosas tiene que ver en el cómo las aprendemos, solo quizás. Y quizás el cómo aprendemos las cosas tiene que ver con la identidad profesional que adquirimos. Solo quizás. Y luego nos pasa como a la televisión, que corremos el riesgo de tomar decisiones sobre nuestro paciente, con nuestro paciente, basadas en datos de un paradigma que ya no es el nuestro.

Por cierto. La última vez que vi a Simona fue hace unos nueve años. Ella no me vio. Ibamos en el autobús los dos. Ella iba de pie. Sin agarrarse. Llevaba un niño pequeño en brazos. Luego supe por amigos comunes que era suyo. Cargaba todo su peso en su pierna buena. El autobús se paró en Via Cornigliano. Simona se acercó a la puerta. Y bajó las escaleras del autobús con su niño en brazos, sin agarrarse. Un pié en cada escalón. Creo que solamente un fisioterapeuta me entenderá si digo que me emocioné cuando vi aquella maldita rodilla hacer un excéntrico monopodal con carga añadida...

Muchas gracias y buena lectura.

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